Murcia es una ciudad que merece la pena recorrer de principio a fin sin prisa. Sorpréndete admirando la fachada de la monumental Catedral de Santa María, del Teatro Romea, y paseando por su Casco Antiguo. Adéntrate en el Real Casino, un edificio ecléctico que mezcla arquitectura arabesca con elementos neoclásicos. Haz una última parada en el histórico convento de Santa Clara la Real y desplázate hasta la Plaza de las Flores para degustar una buena marinera, la forma más auténtica de sentirte como un verdadero murciano.
Pero la aventura no acaba aquí. Compra algunos productos frescos en el Mercado de las Verónicas y sube a tu coche de alquiler para explorar la región de Murcia más allá de su capital. Conduce 50 kilómetros hacia el sur para llegar en unos 40 minutos a Cartagena.
Fundada en el 227 a.C., Cartagena ha jugado un papel fundamental en muchos episodios decisivos de la historia de la península ibérica. No dejes de pasear por la joya de la corona de la ciudad, el Teatro Romano de Carthago Nova, un lugar en el que el tiempo parece detenido. En Cartagena también abundan edificios modernistas al más puro estilo art nouveau. El Palacio Consistorial, el Palacio Aguirre, Villa Calamari o el Gran Hotel.
Estira las piernas en el paseo de Alfonso XII y descubre la fachada marítima de las murallas: el puerto de Cartagena es uno de sus grandes atractivos. Y cómo no, no puedes irte de esta ciudad sin visitar una de las mejores playas de España, a tan solo 3 kilómetros del centro. En Cala Cortina, de arena volcánica, podrás desconectar totalmente del ajetreo urbano y darte un chapuzón en sus aguas cristalinas.